No sé exactamente que estaba buscando, pero tenía la
sensación de que me iba a encontrar con algo; o con alguien. La piel se te
enchina, tu ritmo cardíaco se acelera, tu estómago reacciona al clima, y haces
cosas que no harías en un estado; "normal" ¿Qué hice yo? Voltear para
todos lados; mirar los rostros de las personas, eso es algo que no acostumbro
cuando estoy en mis cinco sentidos; mi mirada cambió, reflejando un sentimiento
de desprecio hacia las demás personas, ¿desprecio? no, supongo que no soy tan
cruel; quizá sólo es indiferencia, pero ese sentimiento siempre esta ahí, pero
no acostumbro a demostrarlo; o eso me gusta suponer. Volviendo a mi búsqueda,
veía a ese algo por todos lados, pero cuando volteaba para enfocarlo, había
algo que me decía que eso no era. Y entonces, me di cuenta que esperaba voltear
y encontrar un niño, sí; un niño pequeño que soñé una vez, estaba conmigo;
jugando, sonriendo, esperaba encontrarlo distrayéndose con un nuevo juguete,
pero nunca lo encontré, o por lo menos no hoy. Durante mi “búsqueda” me sucedió
algo muy inusual. Me encontraba pérdida observando una ballena blanca, de esas
que aparecen a medio día, flotando sobre el azul del cielo. Fue entonces cuando
retumbó una canción en mis oídos, de esas canciones que con sólo escuchar los
primeros acordes los que reaccionan no son tus tímpanos, son tus músculos
faciales. Sí. Estaba sonriendo.