lunes, 9 de julio de 2012

Buscando un algo.


No sé exactamente que estaba buscando, pero tenía la sensación de que me iba a encontrar con algo; o con alguien. La piel se te enchina, tu ritmo cardíaco se acelera, tu estómago reacciona al clima, y haces cosas que no harías en un estado; "normal" ¿Qué hice yo? Voltear para todos lados; mirar los rostros de las personas, eso es algo que no acostumbro cuando estoy en mis cinco sentidos; mi mirada cambió, reflejando un sentimiento de desprecio hacia las demás personas, ¿desprecio? no, supongo que no soy tan cruel; quizá sólo es indiferencia, pero ese sentimiento siempre esta ahí, pero no acostumbro a demostrarlo; o eso me gusta suponer. Volviendo a mi búsqueda, veía a ese algo por todos lados, pero cuando volteaba para enfocarlo, había algo que me decía que eso no era. Y entonces, me di cuenta que esperaba voltear y encontrar un niño, sí; un niño pequeño que soñé una vez, estaba conmigo; jugando, sonriendo, esperaba encontrarlo distrayéndose con un nuevo juguete, pero nunca lo encontré, o por lo menos no hoy. Durante mi “búsqueda” me sucedió algo muy inusual. Me encontraba pérdida observando una ballena blanca, de esas que aparecen a medio día, flotando sobre el azul del cielo. Fue entonces cuando retumbó una canción en mis oídos, de esas canciones que con sólo escuchar los primeros acordes los que reaccionan no son tus tímpanos, son tus músculos faciales. Sí. Estaba sonriendo.