—Técnicamente, el acusado no tuvo nada que ver— excusó la forense frente al juzgado— la víctima ya tenía problemas del corazón.
—Es obvio que el acusado lo sabía, siendo que era su hermana y que su padre había muerto de un paro cardíaco— Interrumpió la parte demandante— la enfermedad no justifica nada, ¿o sí?— se dirigió al jurado.
—Lo justifica todo, señor— replicó la forense.
—Explíquese.
—Con mucho gusto su señoría, considerando la condición de la "víctima" y su edad, se le dio más importancia al corazón durante la autopsia, los resultados apuntan a una muerta súbita a causa del estrés.—¿Podría explicarle al jurado como se relaciona eso a los problemas del corazón que ya habías sido previamente diagnosticados en el cadáver?
—Por supuesto, el estrés se compone de tres etapas y cada una tiene un impacto terrible en las personas con esta misma patología. la primera de ellas es la que se conoce como estrés agudo, en dónde se activa nuestro sistema nervioso simpático, lo que se traduce en liberación de catecolaminas, como la adrenalina y la noradrenalina, las cuales a su vez generan una taquicardia soportable para una persona sana. Sin embargo, ¿cómo creen ustedes, honorable jurado, que reaccionaría una mujer de 50 años con problemas del corazón a una taquicardia repentina? Suelen asustarse y preocuparse aún más, lo que empeora la situación. Continuando con esta primera etapa, ésta es la cual nos prepara para huir o pelear, por lo tanto la sangre pone más atención a la oxigenación de los músculos, dejando a nuestro cerebro a un lado.—¿Está sugiriendo que pudo existir una falla cerebral?— Interrumpió pedantemente el abogado demandante.—Es muy probable, ya que no existía una buena irrigación. Regresando y continuando con la segunda etapa, conocida como "Adaptación" o "Resistencia"; tiene que ver con la habituación del individuo ante una situación de estrés extremo. Las catecolaminas liberadas pueden destrozar las fibras de miocitos conductores del músculo cardíaco, lo que nos puede llevar a una fibrilación. Esto nos colocaría en la tercera etapa; "Agotamiento", que es en donde lamentablemente cayó la susodicha víctima. —Su diagnóstico final, entonces es ¿que murió del susto? —Miocardiopatía por Estrés me parece más elegante.—No más preguntas su señoría. Llamo al estrado al acusado, Frederick Kimble.
Nadie en esa sala había notado el hecho de que el Sr. Kimble había estado sudando durante todo el interrogatorio, tenía las pupilas dilatadas y la boca seca. Se levantó, caminó al estrado, temblando y sin poder hablar. Logró sentarse, le acercaron la Biblia.
—Jura usted decir la verdad, ¿y nada más que la verdad?
—Yo... yo no... no la maté—. Fue lo único que alcanzó a decir antes de caerle encima al clérigo.
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