martes, 4 de octubre de 2016

Pompas de jabón

Ellos sólo vienen al mundo a una sola cosa; quizá a hacernos felices, a hacernos compañía, o quizá nos llegan porque necesitan exclusivamente de nosotros. Como si los hicieran o escogieran para que embonen con nuestra personalidad. 

Hace poco vi un tráiler de una nueva película sobre un perro que regresó a la vida de mil y un razas distintas con dueños diferentes; hasta que se encontró de nuevo con su "primer niño" lo que me hizo recordar fuertemente a mi pequeña Burbuja; recién falleció en abril y no olvido las veces que mamá le cambió el nombre porque decía que le recordaba a una perrita que habían tenido hace casi ya 20 años. Puede que sea verdad, que de alguna u otra forma su alma regrese a nuestro lado, justo cuando más lo necesitamos; de lo contrario, estamos destinados a esperar que del otro lado del arcoiris nos encontremos de nuevo con ellos.

¿Por qué hablar de la muerte? Es un tema recurrente en mis escritos, y tristemente es el segundo que habla de la muerte de un animal (desgraciadamente no creo que sea el último); este año perdí a mi Burbuja, mi compañera desde hace 10 años, le encantaba escuchar mi voz antes de dormir, la que llevaban cuando me recogían de la primaria, la que subía a despertarme en las mañanas. 
Aquella que aguantó un parto de siete horas para tres cachorritos sin mostrar sobreprotección o agresión, aquella que llevé tantas veces a la facultad y que todos se maravillaban de lo tranquila y sociable que era, aquella que me despertaba con sus ronquidos que se escuchaban hasta mi recámara. 
Aquella que me llenó de felicidad cuando se convirtió en madre; la que me regaló a Mariano...

Sabía que llegaría el día en que no estuvieras conmigo, pero no creí que el vacío se hiciera más grande a diario, sin embargo, también creí que me iría justo detrás de ti, que no lo soportaría, que me volvería completamente loca. Pero sucedió, te fuiste de mi lado, te arrebataron de mis brazos de la forma más fría que nunca vi o sentí, te desvaneciste de un momento a otro, que injusto para mí ¿no? Sé que suena egoísta, pero hubiera querido estar contigo más tiempo, o por lo menos estar preparada. Pero no fue así. Logré salir adelante gracias a ese pequeño pedacito de ti que dejaste conmigo, ha adoptado conductas tuyas; le comienza a gustar el baño, le gusta que le rasquen la barriga con el pie y está aprendiendo a dar besos, él también te extraña.

No me arrepiento de nada, te amé y te lo demostré como nunca lo he hecho con nadie, y lo mejor de todo es que tú lo sabías y jamás te aprovechaste de eso. Sabías que te defendería de quien y de lo que fuera. Transmitías tus emociones mejor que los de mi especie, eras tan capaz de dar y recibir amor que no era posible entender cómo algo tan pequeñito tuviera la habilidad de cambiarle el ánimo a las personas en un segundo. Algún día espero llegar a ser aunque sea un pequeño porcentaje de la excelente madre que fuiste. 

De alguna manera sé que ahora estás bien, corriendo, saltando, junto a tu pequeñita que también perdiste, sé que ahora estás sana, que tu corazón late más sano y más fuerte que nunca, sé que estás bien, con tus patitas rozando el cielo y acariciando las nubes.

Burbuja; la Chihuahueña más tranquila que conocieron los que me rodean, o por lo menos, así la describían. Te extraño y te amo enormemente. 

Te veré del otro lado del arcoiris. 

En memoria de Burbuja (agosto 2005 - abril 2016), Rubí, Nala, Punky y sus nuevos compañeros; Salem, Bageera, Duque, Pochi y Lobito (Agrega el nombre de tu angelito)

Gracias a todos ustedes por venir a rescatarnos de alguna u otra forma. 

"Un niño sin padre o madre se llama 'huérfano', una madre sin hijo no tiene nombre porque no hay manera de describir ese sufrimiento"

Charlie.

jueves, 7 de abril de 2016

Dormir con gatos

La primera vez que dormí con un gato no sabía que esperar, en mi cabeza habían mordiscos, rasguños, ronroneos y tal vez amasamientos...
Pues fue todo eso y mucho más; la paz que transmite el saber que un animal se siente seguro a tu lado, que confía ciegamente en ti, sentir que sincroniza sus sueños con los tuyos y que busque tu calor corporal.
El suave arrullo de un ronroneo que es capaz de absorber las peores pesadillas, sentir el alcolchonado pelaje recargado en tus brazos o muslos; unos pequeños espasmos y de vez en cuando una buena estirada de garritas antes de volver a acurrucarse en su lugar original.
Dóciles ante un abrazo, observas muecas y posiciones graciosas ante un sueño extremadamente profundo, únicamente del adormilado felino, porque me llena de insomio la curiosidad de ver dormir a un gato. 
Sonreír al sentir su pelaje resbalándose entre tus dedos y que no se despierte si acaricias sus suaves patitas; porque sabe qué eres tú.
Para; Anakin, mi Europeo Doméstico Tabby Rayado Crema. 
Te amo, miau;
Charlie

martes, 29 de marzo de 2016

Hoy vi llorar a un niño.

Hoy vi llorar a un niño, vi como la tristeza llenaba su alma y brotaba por sus ojos, la angustia deformaba su sonrisa y la incertidumbre emanaba de su pecho en forma de alaridos. No encontraba a su padre y su abuelo se estaba perdiendo. Los adultos no querían contarle sus secretos; el desesperante "tema de adultos" le estrujaba la garganta. La compasión de la gente le devolvía la mirada llena de curiosidad por cada lágrima que acariciaba sus mejillas.

Hoy vi llorar a un niño y no supe qué decir, quería abrazarlo; decirle que todo estaba bien aunque eso le correspondiera a su madre, quien no dejaba respirar a su corazón por el llanto de su hijo. La humanidad en el alma de los médicos le devolvió una pequeña parte de su felicidad infantil al decirle que podía estar a lado del abuelo. Al salir, los adultos a su alrededor intentaban devolverle el ánimo, que regresaba poco a poco a su rostro.

El pequeñito comenzaba a tranquilizarse, pero seguía alerta a los voceadores del área de urgencias cual conejo pendiente del cazador.

La impaciente sombra se hizo presente ante las llamadas confusas de su madre al teléfono, de nuevo el llanto se apoderó de él. Lo único que le quedaba era esperar lo mejor aún con el miedo de las más terrible de las tragedias imaginadas para un niño de su edad.

Hoy vi a un niño llorar y me quebró el alma.

Charlie