miércoles, 28 de noviembre de 2012

Querida mía.


3 de noviembre. 2012.


Alguna vez te escribí una carta y funcionó. Y espero que no sea ésta la excepción. Yo no sé cómo lo veas tú, pero las cosas que yo hago, mis gustos, mi manera de ser, son parte de lo que soy. No creo tener la influencia de nadie, y es que a pesar de que no hay una tercera persona detrás de lo que soy. La culpa tampoco es mía; yo no tengo la culpa de que me guste el negro. Yo no tengo la culpa si me gusta el rock y los chicos rudos. La culpa no es mía si me gustan los gatos negros. No es mi culpa que me gusten los murciélagos. Mi único vicio son los libros, la historia y el enigma. La magia, el misterio y un poco de fantasía. La tarea es mi desvelo, y nunca es tarde cuando a casa llego. Me gustan las pinturas, el arte y hago de todo para contigo no pelearme.
Yo no sé que de malo le ves a todo eso, pero con cada anhelo mío, viene una razón única de porque no debo de hacer/comprar/decir. Trato de obedecerte, pero entre más te obedezco, con más obstáculos me encuentro. A veces siento que no soy lo que esperabas, que tú quisieras que a tu manera yo pensara. Pero no podemos coincidir en todo querida mía y no es porque yo quiera, alguien decidió que todos tuviéramos algo que nos distinguiera de los demás y creo que así es conmigo; sé que tal vez te educaron de diferente manera, pero reprimida me tienes. Llego a temer mostrarte lo que he creado, lo que he escrito, por miedo a que te parezca malo, vulgar o blasfemo, o peor aún, que pienses que todo lo que escribo es porque es lo que vivo. El arte es expresarse por medio de la imaginación, y va desde escribir, hasta pensar en cómo hacer el siguiente corte de cabello. Sólo quiero que entiendas eso, no te pido que me permitas todo, porque sé que no eres así. Quita ya tus miradas de desaprobación, me hacen sentir que merecida no te tengo y que tú necesitas algo mejor. Te amo demasiado y quiero hacerte feliz. Yo no pedí ser como soy, querida; la culpa no ha sido mía.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Tus últimos párrafos...


La verdad no recuerdo cómo ni cuándo fue la primera vez que cruzamos miradas, hubiera dado lo mismo; podría decirse que estabas prohibido. Y así era, no te veía ni cómo un quizá, simplemente estabas ahí. La situación cambió y te diste a la tarea de llamar mi atención; la obtuviste de inmediato. Te acercaste mucho, te acercaste demasiado. Ojalá nunca lo hubieras hecho, pero gracias. Gracias por ese hueco primer beso que pareció más deseado que soñado, gracias porque desde ese momento sentí que las cosas no iban a estar bien, pero no me importó. No voy a mentirte, sonreía más cuando estaba contigo; sí, creía estar enamorada. Dejé, cambié y evité muchas cosas por ti, no me arrepiento; pero tampoco me siento orgullosa. Alejé mi futuro, peleé con mi sangre; me olvidé hasta de mí. Gracias, gracias porque volteaste mi mirada a cosas que realmente importan. No me enseñaste a amar, pero me enseñaste a nunca forzar las cosas por insignificante que pareciera. Me enseñaste a dudar de cualquier cosa que saliera de tu boca; incluyendo tus besos. Me regresaste ese instinto de desconfiar de los demás, ese desprecio hacia los de tu género, ese resentimiento a las emociones. No los acepté. Simplemente me volví indiferente, ignoré tus intenciones como nunca hice antes. Antes de saber quién eras, antes de que te quedaras callado.
No sé si es para enorgullecerse, pero no recuerdo mucho de lo bonito que hubo entre nosotros, rara vez vuelven a mi memoria aquellos días. Y rara vez los recuerdo con exactitud. Algo pasa conmigo y no sé qué es, a pesar de que te volviste un par de ayeres borrosos, y recuerdos no gratos, sigues presente; a veces en mis sueños, a veces en mi ropa. Quizá deba cambiar mi librero, o reemplazar a Romeo (sí, el pequeño azul, es el único al que puedo ver aún a los ojos, el único que conservo y sí, le cambié el nombre), ya no me pongo esa blusa de cumpleaños que compraste; ya no puedo ni siquiera sostenerla entre mis brazos. Quizá me hace falta verte de nuevo, tal vez, aquella última ocasión no te dije lo suficiente y no, no quiero insultarte ni armarte ningún tipo de escena ridícula. Creo que lo único que necesitaría sería escuchar esa verdad que tanto disfrazaste desde siempre. Pero no, no sé qué haría si te tuviera otra vez en frente, no quiero ni imaginar la cantidad de cosas y de emociones que pasarían por mi cabeza y por mi estómago y para serte sincera, no quiero volver a verte.
Si es que llegas a leer esto o leerlo por completo, ya no me interesa que creas o que pienses de mí, es más, ni siquiera te molestes en contestarlo, no quisiera tener ya nada que hablar contigo. Entonces, ¿para qué te escribo? Sencillo, ¿para qué más escribiría sino para desahogarme? Desahogarme de ti una última vez, arrancar ese último pedazo tuyo que aún queda en mí. Te podría decir que me cambiaste la vida, pero no he vivido lo suficiente, y bueno, la gente no cambia; lo que cambia es el pensamiento. Cambiaste mis ideas, mis sueños y mis metas, no sé si a tu conveniencia, no me di cuenta hasta que en mi reflejo noté que no era yo. Al final resultaste una creación de mi subconsciente. Te diría cómo me ha ido, pero así como no quiero saber de ti; yo sé que no necesitas saber de mí. Léela en el tono que quieras, Dios sabe que no te guardo rencor. Y ojalá un día encuentres lo que sea que estés buscando. Insisto, ni se te ocurra responder… 




Escrita el 1° de octubre del 2012.
Charlie.

sábado, 6 de octubre de 2012

Madrugada del seis de octubre.

Esa estúpida sensación de quedarme sin aire me abrió los ojos de golpe, me sentía muy mareada, y por más que apretaba los párpados una y otra vez; no podía enfocar bien las cosas, recordé la última escena de mi sueño: Enfrente de la computadora, haciendo tarea; mi madre dirigiéndose a las escaleras, cuando, en un segundo comencé a jadear con desesperación. Mi mamá me miró y dijo; con su habitual tono de extrañeza cuando hago algo fuera de lo común;
—Y, ¿ahora tú? — con rostro de espanto y en medio de exhalaciones entrecortadas le respondí
—¡Mamá! ¡No puedo respirar! — extrañamente ella lo tomó con frialdad e indiferencia y bajó las escaleras con naturalidad y en ese punto fue cuando desperté...
No podía enfocar los objetos, cuando escuché ruidos sordos en la habitación de mis padres, mientras mi padre llamaba a mi madre desde abajo:—¡Déjala! Ahorita despierta,
—Pero no se trata sólo de eso, ¡estoy harta! — le respondía ella, era obvio que hablaban de mí.

Me levanté con mucha dificultad, para enterarme de lo qué estaba pasando, me paré justo debajo del marco de la puerta de mi habitación y vi a mi madre, aún en pijama, cargando un sinfín de cosas escaleras abajo; según sus gritos, me dio a entender que eran cosas mías.

—¡Mamá! ¿Qué haces? — alegué, pero no hubo respuesta, mamá estaba en verdad molesta. Antes de llegar al piso de abajo, mamá aventaba lo que traía en las manos, mis pertenencias; pero mi vista insistía en seguir borrosa,
—¡Mamá! ¡Detente! ¡Basta! — y mamá seguía su furiosa labor; de pronto sentí como alguien o algo invisible me estuviera acercando sutilmente al suelo. Primero se inclinó mi cabeza, después mis hombros, junto con mis brazos y mi pecho. Me sorprendió no haber azotado contra los mosaicos de la casa; durante mi caída me pregunté si seguía soñando e intenté despertarme, pero no lo logré, creí que esa extraña experiencia era porque cada vez me acercaba más a esas cosas que no le gustan a mi mamá, por no escandalizarme cuando veía monstruos en la TV porque ya sabía que eran actores muy bien maquillados, por no hacer prejuicios a una mente creativa sólo por imaginar vampiros, muertes sangrientas y demonios en un mismo cuadro. Toqué el suelo con mis mejillas, sentí el frío; sentir... era obvio que no estaba soñando, aún podía sentir; miré de nuevo a mi madre; pero como al principio, seguía viendo borroso, aun trayendo los anteojos puestos, no podía distinguir el rostro enfurecido de mamá, ¿cómo supe que estaba furiosa? ¡Fácil! Su tono de voz,
—¡Te vas a llevar todo lo que estoy bajando, porque si te vas y siguen aquí, me voy a deshacer de todo! —  hasta ese momento entendí todo, mi mamá me estaba corriendo de la casa, mi papá se escuchaba indignado, pero no hacía nada; me levanté del suelo para tratar de arreglar el posible desastre que había dejado mi mamá después de su arranque de furia; pero mi cuarto estaba intacto. Mi mente insistía en que no podía seguir dormida, sentía absolutamente todo, la furia de mamá, la indiferencia de papá, mi confusión, el olor de mis libros; todo eso era tan palpable como la tersa piel de mi cama, ¡no! era obvio que ya había despertado.

Me fui tambaleando hasta mi cama, empezaba a sentir que se me terminaba el aire (de nuevo), y fue cuando sentí una obstrucción en mi mejilla izquierda, pero no era ningún golpe, ninguna inflamación, de hecho, se sentía bastante sólida, muy redonda y muy maleable. Con mi dedo índice abrí mi boca para sentir lo que había dentro de ella, en efecto, había algo redondo y sorprendentemente grande. Lo rodeé con mi dedo y lo halé hacia afuera, después, con mi pulgar volví a empujar mi comisura izquierda hacia esa misma dirección, tomé la esfera con ambos dedos y la extraje con éxito. Tal fue mi sorpresa cuando sentí que había otro objeto, muy parecido que apareció de la nada, exactamente del mismo lado. Repetí el instructivo anterior y en efecto, ambos eran idénticos. Dos pelotas de plástico como las que hay en las "albercas" de las fiestas infantiles. Una azul, la otra amarilla; el mismo tamaño. Al compararlas, mi ceja izquierda se arqueó con notoria y obvia confusión.

Sabía que nadie me creería si se los contaba. Se burlarían de mí; yo ya lo hacía —Charlie, nadie vomita pelotas de plástico; — me dije, aún así me aproximé a mi iPod conectado para tomar una fotografía, después de eso, tomaría la maleta más grande de la casa y la rellenaría con todos mis libros, ¿a dónde iría? No tenía la menor idea; tomé el iPod, abrí la cámara y abrí los ojos.

Enfrente de mí, el lado de mi cama que siempre está vacío y la pared protegiéndolo; un sueño, sí, un sueño asquerosamente extraño, que no tuvo ni pies ni cabeza. Los escalofríos rodearon mis brazos; ¿había estado realmente despierta?; ¿había tenido una visión? Ni siquiera supe que seguía dormida. Me sacudí la confusión, me acomodé de nuevo debajo de mis dos cobijas, lado izquierdo, almohada entre las piernas, posición fetal. Cama, almohada, mano izquierda; otra almohada y mi cabeza. Dos hombrecitos de felpa reposando su cabeza en mi antebrazo izquierdo y mi mano derecha protegiéndolos, cerré los ojos dispuesta a seguir durmiendo sin siquiera preguntarme por la hora.

Y así fue mi sueño más raro; ¿por qué? Porque sigo creyendo que no estaba soñando, porque las veces que lo intenté no me pude despertar; aún tengo la sensación de que alguien quería que viera algo dentro de ese "sueño" pero no sé que fue, tengo buena memoria con los sueños; eso lo sé, pero de este en particular recuerdo salto y seña; estoy segura de eso y de que definitivamente NO estaba soñando.

—   Sucedió el seis de octubre del 2012, madrugada, hora inexacta, ¿testigos? Charlotte, Diana, Charlie y Ruth; mis cuatro distintas formas de pensar y de ser. Conclusión: hay algo muy raro en mi cabeza, pero no quiero deshacerme de ello, es lo que me hace ser quien soy y JAMÁS me voy a avergonzar de ellos.



—Charlie Zaloom

martes, 11 de septiembre de 2012

De la tinta de Conan Doyle.

A lo largo de mis aventuras dentro las páginas, me he encontrado con citas que me parecen graciosas, reflexivas, hostiles, seductoras, tiernas, sarcásticas y demás, pero ningunas tan intrigantes como las de Sir Arthur Conan Doyle dentro de la mente de mi admirado Sherlock Holmes. Como ya lo he hecho en otras ocasiones, con otros libros, presentaré aquí unas cuantas citas dadas en alguno de los (aproximadamente) diez libros de este acertado personaje.

Las Aventuras de Sherlock Holmes (AutoreSelectos, recopilación; cuatro libros)
Un Escándalo en Bohemia.
"Es la cosa más linda que haya bajo un sombrero en todo el planeta".- pp 244
"Sólo la vi un instante, pero me di cuenta de que era una mujer adorable, con una cara como para que un hombre se dejara matar por ella".- pp 245

La Reaparición de Sherlock Holmes (Ediciones Terramar)
La Aventura del Constructor de Norwood.
"No puedo en estos instantes dedicar la más pequeña parte de mi energía y de mi fuerza nerviosa a la digestión.".- pp.52

La Aventura de Charles Augustus Milverton.
"...Pocas veces había oído hablar a mi amigo con tal intensidad de sentimiento.
—Pero, ¿no hay modo de que le eche su garra la justicia?— le pregunté.
—Técnicamente, sí; pero prácticamente, no...".- pp. 164

La Aventura de los Lentes de Oro.
"...Holmes se mostraba curiosamente distraído y estuvimos paseándonos en silencio durante un rato por el jardín. Por último le pregunté:—¿Tiene usted alguna pista?
—Eso depende de los cigarrillos que he fumado— me contestó—. Quizá estoy totalmente equivocado. Los cigarrillos me lo demostrarán.".- pp.235

La Aventura de la Granja Abbey.
"...¿Qué tengo yo que oponer a todo eso? Tres vasos de vino, nada más...".- pp. 277
"...Estuvo Holmes largo rato mirando hacia ese cordón, y de pronto, queriendo acercarse aún más al mismo, apoyó la rodilla en una ménsula de madera que había en la pared... Por último, saltó al suelo, dejando escapar una exclamación satisfecha:—Todo está perfectamente, Watson... Ya tenemos montado nuestro caso...".- pp. 279

La Aventura de la Segunda Mancha.
"Es un error garrafal teorizar adelantándose a los hechos".- pp. 302 (Para quiénes recuerden la película, ésta frase; y muchas otras; se encuentra en el guión de la misma, por eso la cité, cabe mencionar que las películas tienen detalles parecidos, pero ninguna se basa en algún relato en particular)

Últimos casos de Sherlock Holmes (Ediciones Terramar)
La Aventura de los Tres Gabletes.
"El negro blandió una especie de maza, formada por los nudillos apretados de su mano en forma de puño, y se la colocó junto a la nariz al detective. Holmes la estuvo examinando minuciosamente, con aire de gran interés y curiosidad.
—¿Lo tiene así de nacimiento?... ¿O fue haciéndosele poco a poco?".- pp 81


Hasta ahora, mi libro favorito ha sido El Sabueso de los Baskerville.


Para más citas corra a la librería más cercana y adquiera cualquiera de los libros. O busque en internet. O ignore esto. Gracias.

lunes, 9 de julio de 2012

Buscando un algo.


No sé exactamente que estaba buscando, pero tenía la sensación de que me iba a encontrar con algo; o con alguien. La piel se te enchina, tu ritmo cardíaco se acelera, tu estómago reacciona al clima, y haces cosas que no harías en un estado; "normal" ¿Qué hice yo? Voltear para todos lados; mirar los rostros de las personas, eso es algo que no acostumbro cuando estoy en mis cinco sentidos; mi mirada cambió, reflejando un sentimiento de desprecio hacia las demás personas, ¿desprecio? no, supongo que no soy tan cruel; quizá sólo es indiferencia, pero ese sentimiento siempre esta ahí, pero no acostumbro a demostrarlo; o eso me gusta suponer. Volviendo a mi búsqueda, veía a ese algo por todos lados, pero cuando volteaba para enfocarlo, había algo que me decía que eso no era. Y entonces, me di cuenta que esperaba voltear y encontrar un niño, sí; un niño pequeño que soñé una vez, estaba conmigo; jugando, sonriendo, esperaba encontrarlo distrayéndose con un nuevo juguete, pero nunca lo encontré, o por lo menos no hoy. Durante mi “búsqueda” me sucedió algo muy inusual. Me encontraba pérdida observando una ballena blanca, de esas que aparecen a medio día, flotando sobre el azul del cielo. Fue entonces cuando retumbó una canción en mis oídos, de esas canciones que con sólo escuchar los primeros acordes los que reaccionan no son tus tímpanos, son tus músculos faciales. Sí. Estaba sonriendo. 

domingo, 20 de mayo de 2012

La Leyenda de la Luna en la montaña.






Ese día ella decidió ir a sentarse a la orilla del lago que estaba en la cima de la montaña. Llegó, se recostó y cayó profundamente dormida, empezaba a anochecer y la Luna comenzaba a salir; fue entonces cuando la vio y quedó admirada con su belleza y frágil figura.

Ella se amaneció en frente del lago, se sentía la persona más feliz del mundo en ese lugar; su lugar favorito desde entonces. Todos los días iba a dormir a allá y todos los días la Luna la observaba, espiando sus sueños, escuchando su canto; admirando el su rostro reflejado en el lago; sin embargo, la Luna era tímida y no se atrevía a dirigir ni una sola palabra, hasta que un día se arregló, se puso más brillo de lo normal y descendió lo suficiente; ella volteó su fino rostro; sus miradas se cruzaron, y sucedió; ella se enamoró de la Luna.

A lo lejos se encontraba un hombre en su cabalgada nocturna que, distraído por el tamaño y el brillo tan peculiar de aquel día, de la Luna, miró hacia la montaña y ahí estaba, sentada a la orilla del lago, con sus piernas estiradas, apuntado hacia el horizonte, recargada sobre su mano izquierda y sosteniendo un collar con su mano diestra, ¡sí! era ella, con un brazalete de perlas en su muñeca y un dije en su tobillo; un vestido negro que resaltaba su figura y su pálida piel; un triángulo invertido le colgaba del cuello, apuntando a su discreto escote en V. Su rostro brillaba en perfección, liso, pálido, sin rastro de rasguños ni de lágrimas, ni cicatrices; tenía una nariz pequeña y fina, ojos azules, rizos de hielo que terminaban recargados en el suelo con un infinito brillo, el reflejo que provocaba la misma luna, hacía parecer que de su espalda brotaban un par de alas, ¡sí! era ella de quien la Luna estaba enamorada desde el primer momento en que la vio; igual que el hombre que iba a caballo.

Él no sabía lo que la Luna ni la doncella sentían, se le olvidó hasta su propia existencia; él sólo quería hacerla suya. Al día siguiente, mientras la Luna dormía, él fue detrás de su princesa, y mientras más lo rechazaba, insistía aún más, hasta que se armó de valor y le arrebató un beso, la doncella se alejó ahogándose en lágrimas, temiendo que su traición involuntaria fuera descubierta; la Luna estaba furiosa.

Ella dejó de ver al hombre que iba a caballo, y volvió al lugar al que correspondía, sentándose en la cima de la montaña, a los pies del lago, sólo para ver descender a su amada Luna y sentirla sobre sus pequeños y finos labios; sin embargo, esa noche, la Luna estaba inmóvil, y no bajó... Ella le preguntaba por qué, pero la Luna no le respondía, continuaba quieta. A la noche siguiente ella regresó pero la Luna seguía sin responder y así fue durante las siguientes veintiséis noches, la Luna seguía celosa.

La noche veintisiete la Luna decidió que era tiempo de perdonarla y descendió para buscarla, pero sólo encontró un cuerpo inmóvil en donde se supone, estaría la doncella esperando.
 ¡¿Quién hizo esto?! preguntó la Luna enfurecida como ella sola.
Fue ella misma, respondió el Lago, me lloró cada uno de los días que estuvo esperándote, no supo más que hacer, y se atravesó el corazón con un cuchillo, al instante cayó sobre mí, pero no pude despertarla, sólo pude ayudarle a que  la encontrarás de nuevo en ese mismo lugar, lo lamento.

La Luna quedó pasmada, no supo más que decir ni qué hacer, más que sentirse culpable y desde entonces, la Luna desciende a diario, sin embargo cada vigésima séptima noche se pone su mejor brillo y con ayuda de una estrella toca la punta de la montaña, esperando que con el destello que provoque despierte su amada.

Charlie Adler 

lunes, 9 de abril de 2012

La Burladora de Toledo, Angelina Muñiz-Huberman.


De primera instancia me pregunté ¿Por qué mi profesor de química IV me pide que lea una novela? Y más aún, si voy para medicina. ¿Por qué esa novela en específico? Dejé de cuestionarme cuando empecé a leer la sinopsis o mejor dicho, dejo de importarme la pregunta inicial, se trata de hacer algo que en verdad disfruto y mejorará mi calificación, simplemente leer.

Desde las primeras líneas me hizo reír, la trama es bastante interesante y a pesar de que todo es narrativa, tiene un cierto punto de suspenso. La historia de una hermafrodita que esta estudiando medicina y se tiene que esconder porque bueno, en esos tiempos tener un pene y una vagina al mismo tiempo era una cosa pero si bien rara.

La historia con respecto a su nombre y sus antecedentes es un tanto confusa, una africana que fue esclava de la verdadera Elena de Céspedes, la cual estaba teniendo una especie de crisis de la edad y su único afán era tener relaciones sexuales con multitud de personas a la vez, lo que coloquialmente se conoce como orgías, lo que dejaba a la inocente Amba con un severo trauma, o al menos eso recuerdo.

La cuestión con sus matrimonios fue algo no tan inesperado, primero con un hombre con el cual sólo mantenía una atracción meramente sexual y que gracias a eso engendró un hijo que terminó abandonando. Segundo, una mujer de la cual estaba enamorada-enamorado pero igual terminó abandonando.

Me parece que el gato es una situación psicológica aunque no sé bien como relacionarlo. Tiene las mismas condiciones biológicas que Elena-Eleno pero su personalidad no me dice mucho.

Pude rescatar muchas “Lecciones de vida” de esta novela y es lo que más me gusta en un libro, que te deje algo que te sirva como punto de reflexión. Huberman tiene una forma muy peculiar de narrar le da muchas vueltas al asunto pero no es algo que tenga que reprochar, todo eso lo hace interesante, el hecho de que de un momento a otro te hable a través de las páginas cómo cada de uno de los diferentes personajes e incluso como ella misma es algo que se aprecia en un escrito.

Al final sigo preguntándome ¿Por qué leer una novela en Química? Pero ahora me respondo. La lectura no se cuestiona, se disfruta. 

martes, 31 de enero de 2012

Inmortales

Una crítica de Inmortales: una película para morirse...del sueño; que no hubiera visto si no hubiera sido tarea para Griego!! (: 


La película dura una hora treinta y nueve minutos; haciendo a un lado los créditos, y debo confesar que a los primeros diez minutos ya quería quitar el CD de la computadora; la profesora nos advirtió que era una película muy “Hollywoodezca”; pero; ¡¡ZEUS!! Esto es ridículo. Me pareció muy aburrida, no sé si sea por los efectos especiales tan exagerados, o por la vestimenta que no llega al Olimpo, que de hecho, no se acerca ni diez metros al Peloponeso. La trama no esta bien definida y me parece que los personajes están muy fuera de contexto.


La participación de los “dioses” se me hace una aberración, porqué digo; los pocos que logré identificar, fueron tres; Zeus, (Atenea lo llama padre); Atenea (Zeus dice su nombre) y Poseidón (hace un poco de magia con el mar); los otros no tenían idea ni de quienes eran, puedo suponer que alguno de ellos era Hermes por ser el más veloz, y porque lo mencionaron en una escena; pero enserio; ¿Qué onda con sus trajes?, y no sólo de los dioses, los mismos soldados y un personaje de alto rango que salió envuelto, muy a la Julio César en la alfombra de terciopelo de su abuelita, no tenían mucho que ver con la época; no sabré mucho de Grecia, pero ni las ropas, ni los templos, ni las ciudades, ni los barcos; NI NADA, se parece a lo que he visto en internet y en los museos, anexando lo que la maestra nos ha explicado al respecto.

Ahora; ¿Qué onda con la bomba atómica en forma de arco?, juro que me hizo reír, era demasiado para una película de tan baja calidad. Algo que también me llamo la atención y me tomé la libertad de compara, fue ¿Qué tiene Hollywood en contra de la virginidad? ¿Por qué menciono esto? Hace poco vi “Troya” en donde anexaron a Briseida; supuesta prima de Menelao y sacerdotisa de Apolo, ella también se había “reservado”, y nuestro querido Aquiles la honró, vaya coincidencia ¿no? El protagonista de esta cinta, Teseo también le brinda honores a Phaedra, supuesta sacerdotisa y con el don del oráculo, y con el perdón de la maestra, pero no encuentro mejor expresión ¿Qué las sacerdotisas no pueden mantener las piernas cerradas?, creí que para eso se volvían mediadoras. Pero bueno, no queremos entrar en discusiones teológicas, así que otro detalle que noté, fue la iluminación; que fue un completo fracaso; o demasiado oscura, o no lo suficientemente clara; el clima no tenía nada que ver con el lugar ni la situación, no lograron definir la ambientación correctamente, no alcanzaron ese dramatismo que se produce alrededor de una situación basándose en la iluminación. Los Titanes son una cosa pero si bien rara, no les encontré ni el rostro.

La historia no tiene ni principio ni fin, ni nudo, ni nada, es un trama bastante amorfo, en el cual el protagonista no tiene un propósito claro, ya que, repito, la historia es muy confusa, los dioses son demasiado jóvenes y les quitaron por completo su esencia, su personalidad; lo que los hace ser dioses. Y como ya di a entender, la película no me gusto en ningún aspecto; carece de una trama real, sus actores son muy malos, el vestuario no va con la época, los “dioses”; me omito mis comentarios. Los efectos especiales me parecieron buenos, para una película de Harry Potter o hasta de Narnia; considerando que no he visto ninguna de éstas, exageraron muchísimo esos detalles, opino que si hubieran investigado un poco, la película no hubiera sido tan mala, es una pena que lo que fue una muy buena idea en un principio, se haya convertido en una producción de calidad nula. 

Me gustaría criticar "Troya" pero no he leído La Ilíada así que no puedo opinar 
#JustSmile
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